domingo, 17 de abril de 2011

La indiferencia

Llevo una temporada  despertándome  temprano. Me gusta asistir al despertar del sol.  Como siempre, con ojos de niña, me siento a tomar mi desayuno mirando al sol como aparece en este lado de la tierra. Desde muy joven, me gusta el sol, el calor. Mucho calor. Calor de verano. Es un poco normal, por una nacida en primavera.
Me gusta caminar también. Conducir mi coche. Nadar en la piscina de mi urbanización. Me gusta cantar, escuchar música, leer. Me gusta mucho ayudar a las personas necesitadas. Todo me gusta. Intento disfrutar de todas la facultades que  me dio la vida.
Y siempre, pienso en aquellas personas, que la vida privó de alguna facultad. Pienso en ellos. Pienso el los que no pueden ver los colores del sol amaneciendo o,  anocheciendo en el horizonte del mar. Pienso en los que no pueden escuchar el cante de un  canario feliz, aunque sea enjaulado, o las olas del mediterráneo en su orilla. Pienso en los que no pueden cantar, o gritar. Pienso en los que la vida priva de alguna mano, o alguna pierna. O a veces las dos manos, o brazos.
Intento no pensar en ellos, pero no puedo.
Cuando observo la sociedad en la calle, me doy cuenta que hay mucha discriminación.
Muchas personas parecen no tener sitio en la sociedad  actual. Aunque sean personas.
Los medios de comunicación tienen su parte de culpa. Cadenas televisivas nacionales como Tele5 o Antena3 son culpables, en parte, de la degradación de los valores sociales.
Pero también, las grandes empresas multinacionales, tienen su culpa. Hoy en día, la carrera hacía el dinero, el coche grande, el chalé a las afueras de las grandes ciudades, el último modelo de teléfono móvil, etc…. todo esto, nos hace vivir en una sociedad injusta, envenenada por el individualismo, la ignorancia,  el egoísmo y la indiferencia.
Mientras millones de familias españolas luchan e intentan seguir adelante como pueden, los políticos, ellos, luchan entre ellos.
Se atacan verbalmente sin decir nada en concreto, sobre las eventuales soluciones que pueden  aportar. El presidente del gobierno español está continuamente criticando las palabras de los miembros de la oposición. Y la oposición, está cada día, criticando un presidente que hubiese sido más coherente, nacionalista, y patriota si hubiese dimitido hace tiempo ya.
Mientras tanto, la degradación sigue. El pueblo lucha. Y los grandes miran.
Un cambio es imprescindible, porque todo cambio, motiva. Pero, aunque los actores cambien, el escenario será el mismo,
 Y se necesitará muchos años, para volver a otorgar cantidades grandes de subvenciones para la investigación científica, la ayuda a las personas minusválidas, y el desarrollo de las infraestructuras para los minusválidos. 

1 comentario:

  1. ¿Será que sólo somos capaces de valorar lo esencial cuando lo perdemos? ¿O que nos hemos empeñado en no abandonar esa concepción infantil del "no puede pasarme a mí"? Quizá deberíamos obligarnos a nosotros mismos a ponernos en la piel de quienes tienen una discapacidad: pasar una hora de vez en cuando sin abrir los ojos, intentando movernos a oscuras; durante una semana ponernos en cuclillas cada vez que queramos abrir un grifo o una puerta, para saber cómo se siente alguien en silla de ruedas... Quizá entonces veamos con qué facilidad olvidamos las infinitas dificultades con las que tropiezan cada día miles de personas a las que la sociedad no acaba de aceptar. No concibo mejor manera de gastar el dinero público que investigar cómo se pueden eliminar esas barreras y ayudar a que estos ciudadanos tengan las mismas facilidades que el resto.

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